![Imagen](/uploads/1/2/3/5/123536330/published/124827_1.jpg)
Las chicas, aunque no tan chicas, pues andaban en sus treintas, estaban felices, todo el esfuerzo que hicieron, trabajo y horas extras, dio frutos, al fin estaban en el aeropuerto Internacional de Seattle con el boleto de avión en la mano destino a Tailandia.
Constance, Conny para los amigos, era divorciada, Beth había terminado una relación complicada hacía poco y Lisa, bueno, ella era como una veleta, un día le gustaba uno, veía una película y le gustaba otro; vivía su vida de forma libre, sin ataduras.
Les llevó bastante tiempo concretar el sueño de conocer aquella hermosa isla de la película. “La Playa”, que tantas veces vieron a causa de Constance, quien vivía enamorada de Leonardo Di Caprio; sin embargo, Beth y Lisa se enamoraron de Bahía Maya, la mítica playa paradisíaca de la película.
Constance, Conny para los amigos, era divorciada, Beth había terminado una relación complicada hacía poco y Lisa, bueno, ella era como una veleta, un día le gustaba uno, veía una película y le gustaba otro; vivía su vida de forma libre, sin ataduras.
Les llevó bastante tiempo concretar el sueño de conocer aquella hermosa isla de la película. “La Playa”, que tantas veces vieron a causa de Constance, quien vivía enamorada de Leonardo Di Caprio; sin embargo, Beth y Lisa se enamoraron de Bahía Maya, la mítica playa paradisíaca de la película.
![Imagen](/uploads/1/2/3/5/123536330/published/suvarnabhumi-airport-original-7156_2.jpg)
Al llegar al Aeropuerto Internacional Suvarnabhumi, las tres miraban todo con asombro, era todo un mundo nuevo. Sabían que Bangkok es una ciudad peligrosa, había que andar con cuidado. Si bien a Lisa no le gustaba mucho la idea de recorrerla, sus amigas siempre la acusaban de tener una paranoia estúpida a causa de ser tan cinéfila, “Una vez que Bangkok te traga, nunca vuelves”, solía repetir.
Constance soñaba con encontrarse a algún famoso, siempre hablaba de lo mismo. Para ella Tailandia era un país mágico y siempre andaba algún actor o cantante famoso perdido entre sus estrechas calles y mercadillos.
–Conny, basta– Le rogaba Lisa –Tú sabes que eso es un mito, sabes que aquí no vas a encontrar ningún famoso y menos a Di Caprio, ¡ya cálmate!
–Déjame soñar, ¿ok?
–¡Ay, Dios! –. Se quejó Lisa torneando los ojos.
–¿Por qué no paran? Vinimos a pasarlo bien, no a pelear –. Las retó Beth.
–OK–. Respondieron ambas al unísono y se quedaron mirando para echarse a reír al segundo siguiente.
Se alojaron en un hotel modesto en el centro de Bangkok, el dinero no era mucho, y debían cuidarlo ya que pretendían visitar la famosa isla Koh Phi Phi Leh, era inconcebible ir a Tailandia y no a ese lugar tan bello y famoso, pero debían alojar en Koh Phi Phi Don y tomar un tour o un taxi acuático a “La Playa”.
No perdieron tiempo, lo primero en su agenda era ir a un mercado, querían comprar algún recuerdo, probar comida tradicional Tailandesa y que no fuera costoso.
Lisa se compró un Moccaccino en cuanto encontró un lugar donde lo vendieran, era su adicción.
Las tres paseaban mirando las cientos de cosas que se vendían en el lugar, bromeaban y se reían.
Lisa levantó la vista, hacia el final del mercado, donde la lona que lo cubría terminaba.
–Chicas –. Las otras estaban distraídas tratando de hacer entender lo que deseaban comprar a la señora del puesto de chucherías, que no tenía idea qué diablos intentaban decirle.
–¡Oigan! –. Les gritó llamando su atención –Después recorramos hacia allá –, indicó con el dedo, –¿les parece?
–Ni loca, lo siento, muero de hambre, quiero tragarme lo que sea pero mucho y luego ir al hotelucho donde nos quedamos y descansar–. Sentenció muy segura Constance. –Mañana hay que levartarnos tempranísimo y conseguir que nos lleven a Koh Phi Phi Den para aprovechar el día.
–Yo tampoco voy–, dijo Beth. –Lisa, tú sabes que Conny tiene razón.
–¿O sea que me toca ir sola?– La pobre Lisa hizo el mejor puchero que pudo para tratar de convencer a sus amigas, pero siguieron negándose.
Constance soñaba con encontrarse a algún famoso, siempre hablaba de lo mismo. Para ella Tailandia era un país mágico y siempre andaba algún actor o cantante famoso perdido entre sus estrechas calles y mercadillos.
–Conny, basta– Le rogaba Lisa –Tú sabes que eso es un mito, sabes que aquí no vas a encontrar ningún famoso y menos a Di Caprio, ¡ya cálmate!
–Déjame soñar, ¿ok?
–¡Ay, Dios! –. Se quejó Lisa torneando los ojos.
–¿Por qué no paran? Vinimos a pasarlo bien, no a pelear –. Las retó Beth.
–OK–. Respondieron ambas al unísono y se quedaron mirando para echarse a reír al segundo siguiente.
Se alojaron en un hotel modesto en el centro de Bangkok, el dinero no era mucho, y debían cuidarlo ya que pretendían visitar la famosa isla Koh Phi Phi Leh, era inconcebible ir a Tailandia y no a ese lugar tan bello y famoso, pero debían alojar en Koh Phi Phi Don y tomar un tour o un taxi acuático a “La Playa”.
No perdieron tiempo, lo primero en su agenda era ir a un mercado, querían comprar algún recuerdo, probar comida tradicional Tailandesa y que no fuera costoso.
Lisa se compró un Moccaccino en cuanto encontró un lugar donde lo vendieran, era su adicción.
Las tres paseaban mirando las cientos de cosas que se vendían en el lugar, bromeaban y se reían.
Lisa levantó la vista, hacia el final del mercado, donde la lona que lo cubría terminaba.
–Chicas –. Las otras estaban distraídas tratando de hacer entender lo que deseaban comprar a la señora del puesto de chucherías, que no tenía idea qué diablos intentaban decirle.
–¡Oigan! –. Les gritó llamando su atención –Después recorramos hacia allá –, indicó con el dedo, –¿les parece?
–Ni loca, lo siento, muero de hambre, quiero tragarme lo que sea pero mucho y luego ir al hotelucho donde nos quedamos y descansar–. Sentenció muy segura Constance. –Mañana hay que levartarnos tempranísimo y conseguir que nos lleven a Koh Phi Phi Den para aprovechar el día.
–Yo tampoco voy–, dijo Beth. –Lisa, tú sabes que Conny tiene razón.
–¿O sea que me toca ir sola?– La pobre Lisa hizo el mejor puchero que pudo para tratar de convencer a sus amigas, pero siguieron negándose.
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Observaba tristemente el horizonte cuando vio una cabeza que llamó su atención entre la multitud, era más alto que el resto de la gente y su cabello era rubio oro, por lo que destacaba.
Traía lentes de sol, aun estando dentro del mercado; la chica lo siguió observando, ella también traía lentes oscuros, sufría un poco de fotofobia; se los quitó para ver mejor. Lo observó y, aunque no le distinguía bien el rostro, se veía un tipo apuesto, “Qué mejor que un pequeño romance de aventura en Bangkok”, pensó, total, aún era temprano.
–Hey, chicas… ¡Chicas!
–¡¿Queee?! –. Preguntaron ambas al mismo tiempo.
–Ya que no quieren recorrer más la ciudad, ¿les parece si ustedes se adelantan y luego las alcanzo en el hotel? Quiero comprar algunos recuerdos para mi familia y no creo que alcance al volver de la isla–. Dijo sin quitar la vista de aquel hombre al que observaba.
Beth y Constance se vieron una a la otra intrigadas y se quedaron observando a su amiga.
–¿Segura? –. Preguntó Beth –Te la pasas diciendo lo peligroso que es Bangkok –. Le dio una mirada firme y acusadora, conocía a Lisa hacía años y sabía que se trataba de algo más que comprar “recuerditos”.
–Está bien, cuídate –. Dijo Conny, quién ya se había fijado hacia dónde veía insistentemente su amiga Lisa. Tomó a Beth del brazo –Vámonos, ella estará bien.
Lisa caminó mirando de reojo a aquel hombre, simulaba ver lo que vendían en los puestos del mercado, le dio un sorbo a su moccaccino, ya estaba frío.
–¡Ay!– Exclamó luego de chocar, intencionalmente, con él.
–¡Lo siento!– Se disculpó – ¿Estás bien?– Le preguntó preocupado.
–Sí, estoy bien –. Contestó.
El tipo se quedó en silencio unos momentos, luego bajó sus lentes un poco para verla mejor.
–¿Eres extranjera?– Preguntó.
–Norteamericana– Le contestó ella mientras veía la mancha de café en su blusa.
–¿En serio estás bien?, ¿te quemaste con el café?
–No te preocupes, ya estaba frío –. Contestó ella regalándole una sonrisa justo cuando él volvía a ponerse los lentes oscuros.
–Te compraré otro para compensar mi torpeza– El hombre la invitó a acompañarlo con un gesto.
–No te molestes, ya no se me antoja más café, gracias.
–¿De dónde dijiste que vienes? ¿Norteamérica?
–Si, de Seattle –. En ese momento ella se quitó los lentes.
Él se quedó viéndola a los ojos, la chica era linda, se sintió cautivado por su mirada.
Recordó que tenía un par de cosas que hacer luego de salir del mercado pero este percance lo había hecho olvidar todo, era un hombre ocupado pero estaba de vacaciones, las primeras luego de su reciente divorcio; en eso su teléfono celular sonó, eran sus hermanos quienes lo habían acompañado en este viaje de soltero.
–Sí, sí, ya voy –. Contestó y se volvió hacia Lisa mientras tapaba el micrófono del móvil con la mano –. Discúlpame, debo irme ahora, pero, me encantaría que nos volviéramos a ver.
–¿En serio? A mí también me gustaría mucho –. Dijo la chica en un largo suspiro. Ella ya se había dado cuenta a quién tenía en frente, estaba al tanto de las noticias y sabía que ese guapo hombre que tenía en frente se había divorciado hacía unos meses… “¡Bendito sea Bangkok!”, pensó mientras sonreía.
–Genial –. Sonrió él, aún con el teléfono en el oído y la llamada en curso –¿Podríamos vernos mañana para almorzar?
–No lo creo –. Negó con la cabeza –. Viajé desde tan lejos para cumplir un anhelo que, ahora que ya estoy cerca, no puedo abandonarlo por un almuerzo –. Su tono era triste, miraba hacia lo lejos mientras se lamentaba –¡Aaaah!– Volvió a suspirar.
–¿Uh? ¿qué “anhelo”?
–Vine desde el otro lado del mundo solo para conocer la famosa “Playa”.
–Así que Bahía Maya ¿eh?
–Exacto. Mañana me voy muy temprano. Debo comer algo rápido y luego volver al hotel.
–Chicos, lo siento, debo hacer algo ahora pero los veo en la noche –. Ordenó decididamente y colgó la llamada mientras uno de sus hermanos, al otro lado de la línea, aún no terminaba de hablar.
Guardó su teléfono celular, se llevó una mano hasta la boca y se quedó unos momentos jugando con sus labios.
–¿Estás sola?– Le preguntó.
–Vine con dos amigas pero nos separamos, yo quería comprar alguna chucherías y recorrer las calles de Bangkok– Le indicó con un gesto –Pero ellas estaban muy cansadas del viaje y me toca hacerlo sola –. Un fingido puchero adornó su rostro.
El chico extendió el brazo, invitándola a ir con él mientras le sonreía.
–Pero, tú tienes un compromiso.
–Ya no –. Dijo mientras le ofrecía el brazo.
Ella le sonrió dulcemente, y se fue con él; todo esto era observado atentamente por Constance y Beth, quienes estaban a unos metros, empezaron a caminar tras la pareja a una distancia prudente para que Lisa y su acompañante no las notaran hasta salir del mercado.
Vieron cómo la chica se iba animosamente platicando tomada del brazo de Chris Hemsworth.
Traía lentes de sol, aun estando dentro del mercado; la chica lo siguió observando, ella también traía lentes oscuros, sufría un poco de fotofobia; se los quitó para ver mejor. Lo observó y, aunque no le distinguía bien el rostro, se veía un tipo apuesto, “Qué mejor que un pequeño romance de aventura en Bangkok”, pensó, total, aún era temprano.
–Hey, chicas… ¡Chicas!
–¡¿Queee?! –. Preguntaron ambas al mismo tiempo.
–Ya que no quieren recorrer más la ciudad, ¿les parece si ustedes se adelantan y luego las alcanzo en el hotel? Quiero comprar algunos recuerdos para mi familia y no creo que alcance al volver de la isla–. Dijo sin quitar la vista de aquel hombre al que observaba.
Beth y Constance se vieron una a la otra intrigadas y se quedaron observando a su amiga.
–¿Segura? –. Preguntó Beth –Te la pasas diciendo lo peligroso que es Bangkok –. Le dio una mirada firme y acusadora, conocía a Lisa hacía años y sabía que se trataba de algo más que comprar “recuerditos”.
–Está bien, cuídate –. Dijo Conny, quién ya se había fijado hacia dónde veía insistentemente su amiga Lisa. Tomó a Beth del brazo –Vámonos, ella estará bien.
Lisa caminó mirando de reojo a aquel hombre, simulaba ver lo que vendían en los puestos del mercado, le dio un sorbo a su moccaccino, ya estaba frío.
–¡Ay!– Exclamó luego de chocar, intencionalmente, con él.
–¡Lo siento!– Se disculpó – ¿Estás bien?– Le preguntó preocupado.
–Sí, estoy bien –. Contestó.
El tipo se quedó en silencio unos momentos, luego bajó sus lentes un poco para verla mejor.
–¿Eres extranjera?– Preguntó.
–Norteamericana– Le contestó ella mientras veía la mancha de café en su blusa.
–¿En serio estás bien?, ¿te quemaste con el café?
–No te preocupes, ya estaba frío –. Contestó ella regalándole una sonrisa justo cuando él volvía a ponerse los lentes oscuros.
–Te compraré otro para compensar mi torpeza– El hombre la invitó a acompañarlo con un gesto.
–No te molestes, ya no se me antoja más café, gracias.
–¿De dónde dijiste que vienes? ¿Norteamérica?
–Si, de Seattle –. En ese momento ella se quitó los lentes.
Él se quedó viéndola a los ojos, la chica era linda, se sintió cautivado por su mirada.
Recordó que tenía un par de cosas que hacer luego de salir del mercado pero este percance lo había hecho olvidar todo, era un hombre ocupado pero estaba de vacaciones, las primeras luego de su reciente divorcio; en eso su teléfono celular sonó, eran sus hermanos quienes lo habían acompañado en este viaje de soltero.
–Sí, sí, ya voy –. Contestó y se volvió hacia Lisa mientras tapaba el micrófono del móvil con la mano –. Discúlpame, debo irme ahora, pero, me encantaría que nos volviéramos a ver.
–¿En serio? A mí también me gustaría mucho –. Dijo la chica en un largo suspiro. Ella ya se había dado cuenta a quién tenía en frente, estaba al tanto de las noticias y sabía que ese guapo hombre que tenía en frente se había divorciado hacía unos meses… “¡Bendito sea Bangkok!”, pensó mientras sonreía.
–Genial –. Sonrió él, aún con el teléfono en el oído y la llamada en curso –¿Podríamos vernos mañana para almorzar?
–No lo creo –. Negó con la cabeza –. Viajé desde tan lejos para cumplir un anhelo que, ahora que ya estoy cerca, no puedo abandonarlo por un almuerzo –. Su tono era triste, miraba hacia lo lejos mientras se lamentaba –¡Aaaah!– Volvió a suspirar.
–¿Uh? ¿qué “anhelo”?
–Vine desde el otro lado del mundo solo para conocer la famosa “Playa”.
–Así que Bahía Maya ¿eh?
–Exacto. Mañana me voy muy temprano. Debo comer algo rápido y luego volver al hotel.
–Chicos, lo siento, debo hacer algo ahora pero los veo en la noche –. Ordenó decididamente y colgó la llamada mientras uno de sus hermanos, al otro lado de la línea, aún no terminaba de hablar.
Guardó su teléfono celular, se llevó una mano hasta la boca y se quedó unos momentos jugando con sus labios.
–¿Estás sola?– Le preguntó.
–Vine con dos amigas pero nos separamos, yo quería comprar alguna chucherías y recorrer las calles de Bangkok– Le indicó con un gesto –Pero ellas estaban muy cansadas del viaje y me toca hacerlo sola –. Un fingido puchero adornó su rostro.
El chico extendió el brazo, invitándola a ir con él mientras le sonreía.
–Pero, tú tienes un compromiso.
–Ya no –. Dijo mientras le ofrecía el brazo.
Ella le sonrió dulcemente, y se fue con él; todo esto era observado atentamente por Constance y Beth, quienes estaban a unos metros, empezaron a caminar tras la pareja a una distancia prudente para que Lisa y su acompañante no las notaran hasta salir del mercado.
Vieron cómo la chica se iba animosamente platicando tomada del brazo de Chris Hemsworth.
Después de recorrer algunas calles entraron a comer a un restaurante. En todo el recorrido, el actor nunca se quitó los lentes. En su inocente juicio, creía que la chica no lo había conocido y, al mismo tiempo, le molestaba un poco, “¿Nunca habrá ido al cine?”, se preguntó.
Al sentarse, Lisa le preguntó si pensaba quitarse los lentes. Nervioso, lo hizo. La chica sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver los ojos claros del actor. Éste le sonrió y no pudo callar más.
–Aún no me has dicho tu nombre.
–Lisa.
–Yo soy…
–¡Chris Hemsworth! –. La chica lo interrumpió.
–¿Lo sabías?
–¡Por supuesto!, ¿crees que jamás he visto una película del Universo Marvel?
–¿Y por qué no dijiste nada?
–Porque es divertido –. La chica ladeó la cabeza –. De seguro tu ego se estaba preguntando por qué diablos no me puse a gritar y llorar de emoción –, aseguró con un tono hirónico –, lo apostaría.
Hemsworth se quedó viéndola, con esa misma mirada que le dio Beth en el mercado, luego sonrió coquetamente.
Se quedaron largamente conversando, para Lisa era casi un sueño, ver como esos ojos claros desaparecían al reír, lo que la derretía cada vez que veía a Chris en una película.
Al terminar de comer, fueron a caminar por las calles. Para Chris era el tercer día en la ciudad, pero no había recorrido el lugar como quería. Sus hermanos, Liam y Luke, solo lo habían llevado de parranda, de bar en bar, de cabaret en cabaret. Necesitaba un momento de tranquilidad y distracción sin alcohol ni fiesta, un paseo agradable y tranquilo. Lisa estaba dándole justo eso.
Entre chistes, ambos soltaban carcajadas, pero ella siempre estaba viéndolo embobada, el actor notó cómo la chica lo miraba cada vez que tenía oportunidad.
Se detuvieron en una esquina, Lisa era graciosa, encontraba algo divertido en cada situación. El actor, luego de reír a carcajadas con uno de los chistes de la chica, se quedó viéndola mientras su sonrisa empezó a desaparecer poco a poco. Se vieron directamente a los ojos, para él, era extraño, era una fan que había conocido hacía unas horas, pero se sentía cautivado.
Instintivamente y sin dejar de verse, se acercaron el uno al otro, estaban respirando los mismos escasos milímetros de aire que los separaban.
–Señor Hemsworth, ¿Me da su autógrafo? –. Interrumpió una chica Tailandiesa rompiendo el momento.
Ambos despertaron del encanto, Lisa se sintió rara, no esperaba que algo así pudiese pasar.
–¡Claro!– Contestó el actor y firmó el papel que la chica tenía en la mano.
La adolescente vio con desprecio a Lisa, haciendo una mueca de desagrado, luego le sonrió al actor, se despidió y se fue.
–Lo siento mucho.
–No te preocupes, es parte de tu fama –. La chica estaba nerviosa, se hizo la desentendida por lo que casi pasó y se apoyó en una baranda mirando al rededor.
Hemsworth también se sentía raro, jamás le había pasado algo así, sentía una atracción incontenible, consideraba un gran atrevimiento lo que estuvo a punto de hacer, pero no podía evitar sentirse así, la chica le gustaba y demasiado.
Después de varias horas paseando, Lisa llamó a sus amigas, las había olvidado por completo; el actor le ofreció llevarla hasta donde se hospedaba.
Lisa le había contado sus planes para los días siguientes, un viaje a la Isla Koh Phi Phi Leh era una prioridad para ella y sus amigas, siempre soñaron conocer ese lugar.
La dejó fuera del hotel, las chicas la estaban esperando en la entrada, se acercaron y Lisa los presentó, Chris le pidió su número de teléfono y se despidieron; en cuanto el actor se fue, sus amigas la bombardearon a preguntas. Mientras entraban al edificio Lisa les contó entre risas cómo había estado el paseo.
Al sentarse, Lisa le preguntó si pensaba quitarse los lentes. Nervioso, lo hizo. La chica sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver los ojos claros del actor. Éste le sonrió y no pudo callar más.
–Aún no me has dicho tu nombre.
–Lisa.
–Yo soy…
–¡Chris Hemsworth! –. La chica lo interrumpió.
–¿Lo sabías?
–¡Por supuesto!, ¿crees que jamás he visto una película del Universo Marvel?
–¿Y por qué no dijiste nada?
–Porque es divertido –. La chica ladeó la cabeza –. De seguro tu ego se estaba preguntando por qué diablos no me puse a gritar y llorar de emoción –, aseguró con un tono hirónico –, lo apostaría.
Hemsworth se quedó viéndola, con esa misma mirada que le dio Beth en el mercado, luego sonrió coquetamente.
Se quedaron largamente conversando, para Lisa era casi un sueño, ver como esos ojos claros desaparecían al reír, lo que la derretía cada vez que veía a Chris en una película.
Al terminar de comer, fueron a caminar por las calles. Para Chris era el tercer día en la ciudad, pero no había recorrido el lugar como quería. Sus hermanos, Liam y Luke, solo lo habían llevado de parranda, de bar en bar, de cabaret en cabaret. Necesitaba un momento de tranquilidad y distracción sin alcohol ni fiesta, un paseo agradable y tranquilo. Lisa estaba dándole justo eso.
Entre chistes, ambos soltaban carcajadas, pero ella siempre estaba viéndolo embobada, el actor notó cómo la chica lo miraba cada vez que tenía oportunidad.
Se detuvieron en una esquina, Lisa era graciosa, encontraba algo divertido en cada situación. El actor, luego de reír a carcajadas con uno de los chistes de la chica, se quedó viéndola mientras su sonrisa empezó a desaparecer poco a poco. Se vieron directamente a los ojos, para él, era extraño, era una fan que había conocido hacía unas horas, pero se sentía cautivado.
Instintivamente y sin dejar de verse, se acercaron el uno al otro, estaban respirando los mismos escasos milímetros de aire que los separaban.
–Señor Hemsworth, ¿Me da su autógrafo? –. Interrumpió una chica Tailandiesa rompiendo el momento.
Ambos despertaron del encanto, Lisa se sintió rara, no esperaba que algo así pudiese pasar.
–¡Claro!– Contestó el actor y firmó el papel que la chica tenía en la mano.
La adolescente vio con desprecio a Lisa, haciendo una mueca de desagrado, luego le sonrió al actor, se despidió y se fue.
–Lo siento mucho.
–No te preocupes, es parte de tu fama –. La chica estaba nerviosa, se hizo la desentendida por lo que casi pasó y se apoyó en una baranda mirando al rededor.
Hemsworth también se sentía raro, jamás le había pasado algo así, sentía una atracción incontenible, consideraba un gran atrevimiento lo que estuvo a punto de hacer, pero no podía evitar sentirse así, la chica le gustaba y demasiado.
Después de varias horas paseando, Lisa llamó a sus amigas, las había olvidado por completo; el actor le ofreció llevarla hasta donde se hospedaba.
Lisa le había contado sus planes para los días siguientes, un viaje a la Isla Koh Phi Phi Leh era una prioridad para ella y sus amigas, siempre soñaron conocer ese lugar.
La dejó fuera del hotel, las chicas la estaban esperando en la entrada, se acercaron y Lisa los presentó, Chris le pidió su número de teléfono y se despidieron; en cuanto el actor se fue, sus amigas la bombardearon a preguntas. Mientras entraban al edificio Lisa les contó entre risas cómo había estado el paseo.
![Imagen](/uploads/1/2/3/5/123536330/published/whatsapp-image-2018-12-23-at-18-22-54_1.jpeg)
Un nuevo día estaba comenzando, debían levantarse temprano para aprovechar al máximo el tiempo, arreglar sus cosas rápidamente y partir rumbo al aeropuerto para tomar el vuelo a Krabi, desde donde viajarían en ferri a Phi Phi Don, hospedarse ahí y luego visitar Bahía Maya.
Estaban saliendo por la puerta del hotel y Lisa se quedó estática: Chris estaba de pie apoyado en un costado de un carro convertible, traje blanco, remera amarilla, lentes de sol, cruzado de brazos y con una gran sonrisa.
En el asiento trasero sobresalía una maleta. La chica, se quedó viéndolo extrañada por la sorpresa, no esperaba verlo de nuevo.
–¡¿Qué haces aquí?!
–Voy de viaje –. La sonrisa del australiano seguía estampada en sus labios.
–¿De viaje? Pero, ¿Dónde?
–A isla Koh Phi Phi Leh
–¿Uh?– La chica creyó haber escuchado mal.
–Voy a la isla con ustedes, me haría muy bien unos días de descanso en ese paraíso, además, pensaba ir de todos modos.
Lisa miró a sus amigas, las tres estaban sorprendidas. En medio de risas las chicas se subieron al carro del actor quien ya estaba al volante.
Lo esperaban al llegar al aeropuerto, eran Liam y Luke.
-¿Pensaste que te desharías así de fácil de nosotros? –. Preguntó Liam.
–Nosotros también iremos –. Sentenció Luke.
Tomaron el vuelo a Krabi y luego el ferri a Koh Phi Phi Leh. Al llegar, era maravilloso, las chicas parecían niñas de lo entusiasmadas que estaban. Se fueron hotel donde se quedarían.
Al llegar quedaron aún más asombradas, todo era hermoso, el lugar se componía de muchas cabañas empotradas en una especie de colina, el “Phi Phi The Beach Resort”. El actor le pidió al chico que los recibió que se encargara de las maletas, Lisa trataba de hablarle, decirle que un lugar así no estaba en su presupuesto, pero el chico solo caminaba sonriente rumbo a la recepción.
Mientras él hablaba con el recepcionista y se registraba, la chica lo abordó.
–Ya te dije que nosotras no podemos pagar est...
–Yo invito –. La interrumpió el actor, como siempre, sonriente.
Lisa enmudeció, este sueño fantástico que estaba viviendo era cada vez mejor.
El mismo chico que los recibió, los guió hasta las habitaciones, ya tenía las maletas cargadas en uno de esos carritos típicos de hotel.
Segundo piso, las cabañas estaban una junto a la otra, las chicas en una triple, inmensa, el actor en una amplia matrimonial y sus hermanos en una doble.
–El que paga se queda con lo mejor –. Se burló Chris de sus hermanos.
–Leo tenía que ser –. Dijo Liam mientras entraba a su cuarto.
La ubicación del hotel le daba una vista espectacular hacia el Atlántico; cuando las amigas entraron se maravillaron con el paisaje que se apreciaba desde el balcón, después ordenaron sus cosas, ya era hora de almorzar.
Lisa estaba algo atontada después de haber pasado una tarde tan genial, aún le parecía irreal todo lo que estaba viviendo.
Necesitaba despejarse un rato a solas así que bajó a la playa.
Se quedó viendo el bellísimo sol que ya estaba cercano al ocaso, corría una brisa exquisita, abrió los brazos y se llenó de aire fresco para soltarlo en un suspiro.
Unos brazos la rodearon fuertemente por la cintura, asustada se los quitó rápidamente y se volteó para ver quién era el extraño.
Se encontró con el rostro, siempre sonriente, de Chris Hemsworth; ella también le sonrió, el momento era perfecto, era ahora o nunca, estaban en un lugar hermosamente paradisíaco, a la luz del atardecer, romántico, mágico.
Lisa miró hacia la vegetación previa a la arena por un segundo y sus amigas estaban de fisgonas observando todo; el chico estaba decidido a besarla en ese instante.
–No estamos solos –. Le susurró la chica al oído.
El australiano se volteó y vio a Conny y Beth, ellas se avergonzaron y se fueron rápidamente.
–Creo que ahora si estamos solos –. Con una mano le acarició el rostro, mientras la sostenía de la cintura con la otra.
–Ya es la hora de la cena, es mejor que vayamos –. Le dijo la chica soltándose de él y dejándolo un poco atontado, el actor estaba seguro de gustarle a Lisa también, confundido pensaba en todo lo que hablaron paseando por Bangkok, ¿qué le pasaba?, ¿por qué había roto el momento perfecto?.
Durante la cena estaban algo incómodos, Constance y Beth bromeaban y se reían con Liam y Luke, pero todos notaron que Lisa y Chris no se hablaban, solo se miraban el uno al otro de vez en cuando; esto los hizo callarse y terminar con las bromas.
–No hables tanto, hermanito –. Bromeó Luke.
–Él tiene razón, Bro, estás muy callado ¿Algún problema?
–No pasa nada –. Chris tenía un tono triste en la voz.
Necesitaba despejarse un rato a solas así que bajó a la playa.
Se quedó viendo el bellísimo sol que ya estaba cercano al ocaso, corría una brisa exquisita, abrió los brazos y se llenó de aire fresco para soltarlo en un suspiro.
Unos brazos la rodearon fuertemente por la cintura, asustada se los quitó rápidamente y se volteó para ver quién era el extraño.
Se encontró con el rostro, siempre sonriente, de Chris Hemsworth; ella también le sonrió, el momento era perfecto, era ahora o nunca, estaban en un lugar hermosamente paradisíaco, a la luz del atardecer, romántico, mágico.
Lisa miró hacia la vegetación previa a la arena por un segundo y sus amigas estaban de fisgonas observando todo; el chico estaba decidido a besarla en ese instante.
–No estamos solos –. Le susurró la chica al oído.
El australiano se volteó y vio a Conny y Beth, ellas se avergonzaron y se fueron rápidamente.
–Creo que ahora si estamos solos –. Con una mano le acarició el rostro, mientras la sostenía de la cintura con la otra.
–Ya es la hora de la cena, es mejor que vayamos –. Le dijo la chica soltándose de él y dejándolo un poco atontado, el actor estaba seguro de gustarle a Lisa también, confundido pensaba en todo lo que hablaron paseando por Bangkok, ¿qué le pasaba?, ¿por qué había roto el momento perfecto?.
Durante la cena estaban algo incómodos, Constance y Beth bromeaban y se reían con Liam y Luke, pero todos notaron que Lisa y Chris no se hablaban, solo se miraban el uno al otro de vez en cuando; esto los hizo callarse y terminar con las bromas.
–No hables tanto, hermanito –. Bromeó Luke.
–Él tiene razón, Bro, estás muy callado ¿Algún problema?
–No pasa nada –. Chris tenía un tono triste en la voz.
![Imagen](/uploads/1/2/3/5/123536330/published/plage-de-tha-lande_1.jpg)
Al día siguiente, las chicas al fin cumplían su cometido, conocer la famosa “Playa”, maravillosa y escondida entre enormes rocas, protegida del mundo.
Cuando llegaron no había gente, las chicas se extrañaron un poco, era un lugar sumamente concurrido ya que luego de salir en aquella famosa película del 2000 se había convertido en un punto turístico masivo.
–¿Por qué no hay gente? –. Preguntó Beth.
–¿No saben? Estamos en julio, chicas.
–¿Y? –. Preguntó Conny.
–A partir de junio, esta isla se cierra por 4 meses –. Agregó Chris.
–¿Qué? –. Lisa estaba sorprendida –. Entonces, ¿cómo?
El actor caminó a la orilla del agua y adoptando una posición firme y de manos en la cintura, comenzó a recitar con voz profunda y dantesca:
–Porque yo soy Thor, hijo de Od…
–¡Ya cállate! –. Lo interrumpieron sus hermanos mientras se ponían de pie y corrían a empujarlo al agua.
Esto sacó, al fin, nuevamente una sonrisa del rostro de Lisa. Mientras los chicos jugueteaban en el agua, Conny y Beth se acercaron a la chica a preguntarle qué le pasaba y por qué esa distancia evidente con el actor. Lisa les explicó que estaba confundida, que todo esto era algo demasiado irreal y tenía miedo.
Cuando llegaron no había gente, las chicas se extrañaron un poco, era un lugar sumamente concurrido ya que luego de salir en aquella famosa película del 2000 se había convertido en un punto turístico masivo.
–¿Por qué no hay gente? –. Preguntó Beth.
–¿No saben? Estamos en julio, chicas.
–¿Y? –. Preguntó Conny.
–A partir de junio, esta isla se cierra por 4 meses –. Agregó Chris.
–¿Qué? –. Lisa estaba sorprendida –. Entonces, ¿cómo?
El actor caminó a la orilla del agua y adoptando una posición firme y de manos en la cintura, comenzó a recitar con voz profunda y dantesca:
–Porque yo soy Thor, hijo de Od…
–¡Ya cállate! –. Lo interrumpieron sus hermanos mientras se ponían de pie y corrían a empujarlo al agua.
Esto sacó, al fin, nuevamente una sonrisa del rostro de Lisa. Mientras los chicos jugueteaban en el agua, Conny y Beth se acercaron a la chica a preguntarle qué le pasaba y por qué esa distancia evidente con el actor. Lisa les explicó que estaba confundida, que todo esto era algo demasiado irreal y tenía miedo.
Luego de un día maravilloso, volvieron a Phi Phi Don.
Se fueron a sus cabañas temprano; en cuanto entraron, Lisa se metió a bañar.
Mientras tanto el actor estaba en sentado en su cama, quería pensar en encontrar el momento perfecto junto a la chica, pero su mente estaba en blanco, también fue a tomar una ducha. Sentía mil cosas, acababa de separarse de una mujer con la que estuvo años y jamás pensó volver a sentir lo que sintió alguna vez con ella.
Bajo el agua cálida, Chris trataba de ordenar su confusión, de contestar sus interrogantes, pensaba en Lisa, en sus ojos, en su boca, estaba muriendo de ganas por besarla de una vez, empezó a sentir que el fuego lo consumía, el agua supuestamente caliente, se sentía fría.
Terminó de ducharse, se puso la bata, estaba decidido, no quería esperar más. Salió de la cabaña y fue a llamar a la puerta de la de las chicas.
–¡Hola! –. Constance se sorprendió al ver al altísimo actor frente a la puerta en bata de baño.
–¿Lisa…? –. Titubeaba un poco.
–Ok –. Le contestó ella y fue a buscar a Lisa.
Luego de un rato volvió, le explicó que su amiga iría en cuanto saliera de ducharse.
Imaginarla bajo el agua solo encendió más sus ganas y la espera se le hizo insoportable.
La chica vestía un hermoso y cortísimo camisón con encaje; por lo que ya había pasado antes en la playa, se puso encima una bata para evitar, en lo posible, alguna situación similar, ella pensaba en que, si bien sería maravilloso, aún seguía pareciendo irreal.
Salió de la cabaña y titubeó un poco antes de llamar a la puerta del actor, él abrió de inmediato, de hecho, estaba esperando del otro lado.
Ambos se vieron fijamente a los ojos, no hablaban, el actor decidió romper el silencio.
–Necesito hablar contigo, ya no puedo guardármelo más.
La chica no se atrevía a pronunciar palabra alguna, podía sentir de qué se trataría la conversación pero estaba renuente, si bien Chris Hemsworth le encantaba desde que lo vio en una película, era una especie de amor de fan, nada más, ahora que había tenido la suerte de conocerlo en persona, apenas había llegado a Tailandia, ese gusto se había transformado en una atracción irresistible, y eso, la asustaba.
Él seguía viéndola a la espera de una respuesta y notaron que, desde otra cabaña, una pareja de señores mayores los observaba con desagrado. Hemsworth la tomó del brazo y mientras le decía que era mejor hablar dentro del cuarto, la metió tan rápido, que la tomó desprevenida y Lisa tropezó.
El actor alcanzó a sostenerla por la cintura antes de caer, la tenía firmemente, quedaron muy cerca, demasiado cerca; ambos podían sentir la respiración del otro, cada vez más agitada, estaban tan apegados que también sentían cómo sus corazones casi se salían del pecho.
Chris no aguantó más y la besó suavemente, ella aceptó el beso; luego, se separó un poco, la vio a los ojos y pudo leer en ellos la respuesta: la chica le rogaba que siguiera.
Volvió a besarla, la soltó de la cintura con una mano y subió lentamente acariciando el brazo de Lisa hasta llegar a la cabeza, la sujetó firmemente, enredando los dedos en su cabello, siguió besándola, saboreando sus labios suavemente, a ratos mordiéndolos.
De ella solo se oían quejidos de vez en cuando, ninguno quería parar, él metió su lengua recorriendo el interior de la boca de la chica, entre sonidos de placer, se entendían perfectamente.
Chris soltó la cabeza de Lisa y bajó con su mano para acariciar uno de sus pechos, luego con la otra mano le abrió la bata, que solo le molestaba; ella lo ayudó quitándosela y dejándola caer al suelo. El actor dejó su boca de lado y se desvió hacia el cuello besándolo, lamiéndolo, avanzó empujándola contra la pared. Ella abrió la bata de baño que cubría el cuerpo del actor, dejando ver su pecho y parte de sus brazos.
Él se quitó las mangas de la prenda y ésta quedó colgando de su cintura, aun la tenía amarrada. Bajó con ambas manos recorriendo el cuerpo de Lisa hasta los glúteos, los acarició unos momentos y luego los presionó con fuerza provocándole un placentero quejido, mientras ella le enterraba las uñas en la espalda.
El actor le quitó la ropa interior rasgándola con ambas manos, ella levantó una de sus piernas rodeándolo por la cintura y acercándolo contra sí con fuerza. Él bajó su mano hasta el muslo de la otra pierna de Lisa, lo atrajo hacia su cadera, levantándola hasta que ella quedó perfectamente acomodada con ambas piernas, atrapada entre su cuerpo y la pared.
Lisa desabrochó el lazo de la bata del actor y ésta cayó al piso dejándolo desnudo; en ese momento pudo sentir el roce directo del miembro que buscaba entrar ella.
El chico seguía besándola apasionadamente, la acomodó aprovechando el apoyo en la pared y la presionó un poco más contra ésta.
Con dificultad subió con una mano hasta el hombro de la chica y deslizó el tirante del camisón descubriendo uno de sus pechos, acariciándolo entre sus dedos lo acercó a sus labios, lo lamía y lo succionaba fuertemente, provocando más gemidos de placer en Lisa, cada vez, más intensos.
Recargando una de sus manos en la pared, empezó a moverse lentamente, mientras intentaba buscar la entrada de la chica con la otra, hasta que logró penetrarla, la humedad en ella lo ayudó a introducirse fácilmente, más gemidos acompañaban el ritmo de sus cuerpos. Era armonioso, era perfecto.
Volvió a tomarla con ambas manos rodeándola por los muslos y retrocediendo hacia la cama, sin dejar de besarla. Sus piernas al chocar con ésta lo hicieron caer sentado, causando una fuerte embestida, la que provocó en Lisa un gran alarido de placer.
En ese momento, Constance y Beth se encontraban en la terraza de la cabaña de Chris tratando de escuchar lo que pasaba dentro, hasta ese momento solo habían oído algunos ruidos. El matrimonio que antes estuvo viendo feo a Lisa y al actor, ahora observaban a las chicas y justo en ese instante se oyó el grito de placer de la chica desde el interior.
Las chicas se sonrojaron ante la mirada de horror de los señores y se metieron rápidamente a su cabaña.
Lisa y Chris, sumidos en el éxtasis que sentían, seguían con la pasión de lo que estaban viviendo.
Ella había quedado apoyada con las rodillas en el borde de la cama, una posición que le facilitaba moverse al ritmo del actor, una y otra vez, sin interrupción, movía sus caderas y él entraba y salía, cada vez más rápido, más intenso; ambos sentían que en cualquier momento sus corazones estallarían en una explosión de placer.
El sudor bañaba sus cuerpos, encendidos por la pasión, era maravilloso, era increíble. El ritmo y el vaivén, era cada vez más fuerte.
El actor se recostó en la cama, la chica siguió moviéndose, ahora con más facilidad, sentada sobre él, acariciando y apoyándose en su pecho. Con las manos, Chris quitó el otro tirante del camisón, dejándolo caer y descubriéndola.
Acariciaba y presionaba cada uno de sus pechos, se podían oír más alaridos de placer, se confundían los sonidos armoniosamente compenetrados en una melodía exquisita.
Ella, se echó hacia atrás apoyándose en las piernas del actor, sin perder el ritmo. Él bajó sus manos hasta las caderas de Lisa, ayudándola a moverse con más fuerza.
En el momento exacto el estallido del más placentero orgasmo se hizo presente, como si fuera una ilusión, algo irreal, ambos acabaron al mismo tiempo.
Exhausta, Lisa volvió a echarse hacia delante y se dejó caer encima de Chris; él, tomó su rostro con ambas manos y la besó tiernamente.
Así se quedaron, sin aliento, abrazados, descansando, por el resto de la noche.
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Se fueron a sus cabañas temprano; en cuanto entraron, Lisa se metió a bañar.
Mientras tanto el actor estaba en sentado en su cama, quería pensar en encontrar el momento perfecto junto a la chica, pero su mente estaba en blanco, también fue a tomar una ducha. Sentía mil cosas, acababa de separarse de una mujer con la que estuvo años y jamás pensó volver a sentir lo que sintió alguna vez con ella.
Bajo el agua cálida, Chris trataba de ordenar su confusión, de contestar sus interrogantes, pensaba en Lisa, en sus ojos, en su boca, estaba muriendo de ganas por besarla de una vez, empezó a sentir que el fuego lo consumía, el agua supuestamente caliente, se sentía fría.
Terminó de ducharse, se puso la bata, estaba decidido, no quería esperar más. Salió de la cabaña y fue a llamar a la puerta de la de las chicas.
–¡Hola! –. Constance se sorprendió al ver al altísimo actor frente a la puerta en bata de baño.
–¿Lisa…? –. Titubeaba un poco.
–Ok –. Le contestó ella y fue a buscar a Lisa.
Luego de un rato volvió, le explicó que su amiga iría en cuanto saliera de ducharse.
Imaginarla bajo el agua solo encendió más sus ganas y la espera se le hizo insoportable.
La chica vestía un hermoso y cortísimo camisón con encaje; por lo que ya había pasado antes en la playa, se puso encima una bata para evitar, en lo posible, alguna situación similar, ella pensaba en que, si bien sería maravilloso, aún seguía pareciendo irreal.
Salió de la cabaña y titubeó un poco antes de llamar a la puerta del actor, él abrió de inmediato, de hecho, estaba esperando del otro lado.
Ambos se vieron fijamente a los ojos, no hablaban, el actor decidió romper el silencio.
–Necesito hablar contigo, ya no puedo guardármelo más.
La chica no se atrevía a pronunciar palabra alguna, podía sentir de qué se trataría la conversación pero estaba renuente, si bien Chris Hemsworth le encantaba desde que lo vio en una película, era una especie de amor de fan, nada más, ahora que había tenido la suerte de conocerlo en persona, apenas había llegado a Tailandia, ese gusto se había transformado en una atracción irresistible, y eso, la asustaba.
Él seguía viéndola a la espera de una respuesta y notaron que, desde otra cabaña, una pareja de señores mayores los observaba con desagrado. Hemsworth la tomó del brazo y mientras le decía que era mejor hablar dentro del cuarto, la metió tan rápido, que la tomó desprevenida y Lisa tropezó.
El actor alcanzó a sostenerla por la cintura antes de caer, la tenía firmemente, quedaron muy cerca, demasiado cerca; ambos podían sentir la respiración del otro, cada vez más agitada, estaban tan apegados que también sentían cómo sus corazones casi se salían del pecho.
Chris no aguantó más y la besó suavemente, ella aceptó el beso; luego, se separó un poco, la vio a los ojos y pudo leer en ellos la respuesta: la chica le rogaba que siguiera.
Volvió a besarla, la soltó de la cintura con una mano y subió lentamente acariciando el brazo de Lisa hasta llegar a la cabeza, la sujetó firmemente, enredando los dedos en su cabello, siguió besándola, saboreando sus labios suavemente, a ratos mordiéndolos.
De ella solo se oían quejidos de vez en cuando, ninguno quería parar, él metió su lengua recorriendo el interior de la boca de la chica, entre sonidos de placer, se entendían perfectamente.
Chris soltó la cabeza de Lisa y bajó con su mano para acariciar uno de sus pechos, luego con la otra mano le abrió la bata, que solo le molestaba; ella lo ayudó quitándosela y dejándola caer al suelo. El actor dejó su boca de lado y se desvió hacia el cuello besándolo, lamiéndolo, avanzó empujándola contra la pared. Ella abrió la bata de baño que cubría el cuerpo del actor, dejando ver su pecho y parte de sus brazos.
Él se quitó las mangas de la prenda y ésta quedó colgando de su cintura, aun la tenía amarrada. Bajó con ambas manos recorriendo el cuerpo de Lisa hasta los glúteos, los acarició unos momentos y luego los presionó con fuerza provocándole un placentero quejido, mientras ella le enterraba las uñas en la espalda.
El actor le quitó la ropa interior rasgándola con ambas manos, ella levantó una de sus piernas rodeándolo por la cintura y acercándolo contra sí con fuerza. Él bajó su mano hasta el muslo de la otra pierna de Lisa, lo atrajo hacia su cadera, levantándola hasta que ella quedó perfectamente acomodada con ambas piernas, atrapada entre su cuerpo y la pared.
Lisa desabrochó el lazo de la bata del actor y ésta cayó al piso dejándolo desnudo; en ese momento pudo sentir el roce directo del miembro que buscaba entrar ella.
El chico seguía besándola apasionadamente, la acomodó aprovechando el apoyo en la pared y la presionó un poco más contra ésta.
Con dificultad subió con una mano hasta el hombro de la chica y deslizó el tirante del camisón descubriendo uno de sus pechos, acariciándolo entre sus dedos lo acercó a sus labios, lo lamía y lo succionaba fuertemente, provocando más gemidos de placer en Lisa, cada vez, más intensos.
Recargando una de sus manos en la pared, empezó a moverse lentamente, mientras intentaba buscar la entrada de la chica con la otra, hasta que logró penetrarla, la humedad en ella lo ayudó a introducirse fácilmente, más gemidos acompañaban el ritmo de sus cuerpos. Era armonioso, era perfecto.
Volvió a tomarla con ambas manos rodeándola por los muslos y retrocediendo hacia la cama, sin dejar de besarla. Sus piernas al chocar con ésta lo hicieron caer sentado, causando una fuerte embestida, la que provocó en Lisa un gran alarido de placer.
En ese momento, Constance y Beth se encontraban en la terraza de la cabaña de Chris tratando de escuchar lo que pasaba dentro, hasta ese momento solo habían oído algunos ruidos. El matrimonio que antes estuvo viendo feo a Lisa y al actor, ahora observaban a las chicas y justo en ese instante se oyó el grito de placer de la chica desde el interior.
Las chicas se sonrojaron ante la mirada de horror de los señores y se metieron rápidamente a su cabaña.
Lisa y Chris, sumidos en el éxtasis que sentían, seguían con la pasión de lo que estaban viviendo.
Ella había quedado apoyada con las rodillas en el borde de la cama, una posición que le facilitaba moverse al ritmo del actor, una y otra vez, sin interrupción, movía sus caderas y él entraba y salía, cada vez más rápido, más intenso; ambos sentían que en cualquier momento sus corazones estallarían en una explosión de placer.
El sudor bañaba sus cuerpos, encendidos por la pasión, era maravilloso, era increíble. El ritmo y el vaivén, era cada vez más fuerte.
El actor se recostó en la cama, la chica siguió moviéndose, ahora con más facilidad, sentada sobre él, acariciando y apoyándose en su pecho. Con las manos, Chris quitó el otro tirante del camisón, dejándolo caer y descubriéndola.
Acariciaba y presionaba cada uno de sus pechos, se podían oír más alaridos de placer, se confundían los sonidos armoniosamente compenetrados en una melodía exquisita.
Ella, se echó hacia atrás apoyándose en las piernas del actor, sin perder el ritmo. Él bajó sus manos hasta las caderas de Lisa, ayudándola a moverse con más fuerza.
En el momento exacto el estallido del más placentero orgasmo se hizo presente, como si fuera una ilusión, algo irreal, ambos acabaron al mismo tiempo.
Exhausta, Lisa volvió a echarse hacia delante y se dejó caer encima de Chris; él, tomó su rostro con ambas manos y la besó tiernamente.
Así se quedaron, sin aliento, abrazados, descansando, por el resto de la noche.
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